Mandala “Vibración” – E. Mónica Shocron

Frase Inspiradora: “A natureza não faz nada em vão”. – Aristóteles

Atrevernos a seguir descubriendo”

Soltar lastre, reciclar errores, rescatar aprendizajes…

Encontrar el sentido de lo que hacemos

Reciclarnos” y Renovar miradas



Me gusta respirar las palabras de nuestra frase inspiradora, sentirla y dejar que ella vaya abriendo esas ventanas del alma, en donde nacen las inspiraciones.

Ésta es una nueva oportunidad para fluir con los pensamientos y dejar que las ideas circulen libremente, trayendo claridad a nuestras dudas y despejando incógnitas almacenadas en algún rincón de la mente.

Es también, un llamado a compartir este espacio co-creativo y atrevernos a seguir descubriendo, sabiendo que en el silencio o en medio de multitudes pueden aparecer las ideas más ocurrentes que marquen la diferencia y alimenten nuestra creatividad cotidiana. Y entonces, podremos volvernos artesanos de la vida, creando nuevas formas en armonía con todo lo que nos rodea.



Todo lo que nos sucede en la vida tiene un sentido más allá de nuestra comprensión finita. Vinimos a esta vida con un propósito trascendente, que tiene el poder de darnos las fuerzas necesarias para recorrer todo nuestro camino. Conocer este propósito da sentido a nuestra vida y recurrir a la mirada interna cotidiana nos pondrá en contacto con él.



Nuestro modo de ser.

Cuando observamos al mundo que nos rodea y nos damos cuenta que ocurren fenómenos que escapan a nuestra comprensión… Qué nos decimos hacia adentro? Qué nos preguntamos? Qué imaginamos y sentimos? Qué actitud asumimos? Qué hacemos?

Es común seguir las oleadas grupales porque ellas parecieran brindarnos seguridad, identidad, marco de referencia. Pero en realidad, y casi sin darnos cuenta, nos estamos dejando arrastrar por esas mareas de pensamientos y acciones que nublan nuestra sabiduría.

Es tiempo de ir más profundo; de descubrir algo más que lo que aparece en la superficie; es tiempo de atrevernos a pensar y sentir a nuestro modo, sin seguir a ciegas caminos que son“sin corazón”. Es tiempo de atrevernos a “ser” y poner corazón a nuestro recorrido.



Explorarnos para comprendernos y comprender.

Estamos hechos de capas; en la más profunda brilla al alma inmaculada y sagrada, guardando la memoria de los orígenes, la sabiduría de los tiempos, la manifestación del amor, la compasión, la conexión profunda con todo la Creación. La siguiente capa es moldeable, perfectible y representa a nuestro ser consciente, nuestro carácter y temperamento, nuestros estados de ánimo y sentimientos. Y la capa externa es la que mostramos al mundo a través de nuestras acciones, es lo que dejamos ver hacia afuera.

Nuestros estados de ánimo modifican nuestra corporalidad; ponen señales en nuestro cuerpo a través de gestos, posturas; modifican sus energías. Pero también los cambios en nuestro cuerpo pueden modificar nuestros estados de ánimo; basta con modificar una postura corporal para comprobar el cambio de ánimo o emociones, porque el cerebro “lo sabe” y actúa en consecuencia.

Por ejemplo, procuremos respirar profundo y silenciosamente cuando estamos por estallar de ira y veremos cómo las emociones se transforman y va apareciendo la calma… O flexionemos los músculos que intervienen en la sonrisa y veremos que nuestros sentimientos comienzan asintonizarse con ella.

Es decir, podemos modificar sentimientos y estados de ánimo por medio de acciones conscientes, con intención de lograr la transformación. Nuestras acciones producen cambios internos, en nuestro ser perfectible, abriendo un canal de comunicación con nuestro ser profundo.

Y esto nos muestra la importancia y el poder de nuestras acciones y de las interrelaciones entre lo interno y lo externos; entre la esencia y las acciones externas.



Entonces… Manos a la obra para seguir descubriendo!!!

No precisamos correr para llegar rápido a algún lugar o alguna meta; no precisamos tampoco ir demasiado lento dilatando los procesos. Sólo necesitamos descubrir los ritmos de cada cambio para fluir con ellos. Nuestro ritmo ha de ser como una danza que nos sugiere armonía en cada movimiento y en cada pausa; que nos regala un giro, un nuevo punto de vista, un cambio de dirección y nos mantiene alerta y presentes.

Decía Aristóteles que la naturaleza no hacía nada en vano… Reflexionemos sobre esto, pensemos un poco en voz alta y descubramos cómo aprender de ella, porque nosotros, también somos Naturaleza.

Todo lo que ocurre en la naturalezatiene un sentido que trasciende lo pequeño e individual; todo lo creado tiene una razón de existencia y…

Qué buenoque la observemos con atención!!!Ella puede ser nuestra referencia, nuestra guíay darnosla oportunidad de descubrir lo que aún permanecía oculto para nuestra mirada y lo que en realidad, tiene sentido dentro del contexto completo. Esto NO es un proceso mágico;hacerlo, depende de nuestra voluntad, nuestra actitud, nuestra decisión de aprender, de comprender y de recalibrar nuestro sentido de ser en el contexto natural mayor.



Sentís ese impulso de seguir aprendiendo, de despertar tu mirada curiosa, de atreverte a seguir descubriendo? Sentís que el camino aún tiene misterios por develar? Si es así, sigamos andando!!!

Podemos observar y descubrir en silencio o en medio del bullicio; en soledad o en multitud. En soledad, nos descubrimos hacia adentro; en multitud, nos descubrimos desde afuera, gracias a los múltiples espejos que nos pone la vida. Las referencias externas nos van mostrando las sutilezas internasy precisamos ser buenos decodificadores para verlas y optimizar nuestros aprendizajes.

Cada ser tiene sus propios códigos de acceso para llegar a las informaciones que necesita; cada uno crea su clave personal para que su mente pueda ingresar en los archivos del conocimiento.Ya descubriste tus códigos? Creaste tu clave personal de acceso?



Una de las acciones requeridas para iniciar el proceso de intercambio entre nosotros y el “banco de datos”, es despertar la mirada atenta, aprender a mirar más allá de la superficie.

Aprender a mirar es simplemente ampliar nuestra mirada, profundizarla; es abrir y expandir todos nuestros canales sensoriales y perceptivos para poder “leer” e interpretar los archivos de datos almacenados en la naturaleza.

Tal vez es una tarea que requiere entrenamiento, porque estamos sobre estimulados por creencias estereotipadas que pueden dificultar nuestra capacidad como “intérpretes” y nublar nuestra sabiduría.



Empecemos por soltar lastre.

Soltar lastre es despojarnos de lo que perdió vigencia, de lo que pesa y nos dificulta la marcha. Es desprendernos de estructuras obsoletas, de creencias estereotipadas, de conductas incoherentes, que todo aquello que nuble nuestra claridad de pensamiento. Es abandonar las repeticiones de acciones que no han tenido resultado; es dejar de “tildarnos” con lo que “no va”…. La Naturaleza, “no se tilda”!!! Lo que en ella carece de sentido de existencia, desaparece, se recicla, se recrea.



Reciclemos nuestros errores.

A lo largo del camino, cometemos errores; a veces, son muy visibles, pero otras, se ocultan tras una apariencia de verdad. Ahí, es donde necesitamos entrar en acción con la guía de la mirada interna, de la percepción, la intuición y nuestro ser consciente y descubrirlos para transformarlos en oportunidades para el cambio.

Para reciclar errores necesitamos darnos cuenta de ellos, vivirlos, sentirlos, aceptarlos, trascenderlos… Necesitamos abrir el corazón para descubrir lo que ellos nos están mostrando; lo que nos están diciendo y luego, poder convertirlos en aprendizajes paradescubrir nuevas alternativas y crear nuevas formas y nuevos recorridos.



Cuando hagamos algo, hagámoslo bien desde el comienzo.

Hacer las cosas a medias, o al modo de otros que no se adapta al nuestro, suele demandar energías extras para hacerlo mejor otra vez, adecuadamente. “Hacerlo bien”va más allá de cometer o no cometererrores; tiene más que ver con nuestra actitud, nuestra decisión de buscar la perfección en cada acción, de poner toda nuestra voluntad para ser impecables en todo lo que hagamos, procurando coherencia y dejando de lado el apuro por llegar a una meta, desviando así nuestra atención de lo esencial.

Podemos equivocar el camino pero, también, podemos reciclar los errores y re-crear, encontrar nuevas alternativas e inspiraciones. Tenemos ritmos internos y externos que necesitamos descubrir y sincronizar, para darnos la oportunidad de la perfección.

Posiblemente, más de una vez nos hayamos sentido descorazonados y creímos que ya “no había más nada que hacer”… Pero –quizás- una parte de nuestro ser seguía intentando descubrir algo más; algo que pusiera un punto de luz en el camino y nos mostrara otras alternativas.

Posiblemente, más de una vez nos hayamos dadopor vencidos y nos quedamos detenidos o paralizados.Pero el secreto del movimiento está en sostener la actitud de “atrevernos a seguir descubriendo” y trascender el “descorazonamiento “para ir en la búsqueda de nuevas respuestas y encontrar “nuevos ojos”que refresquen nuestra mirada; nuevos oídos que amplíen la escucha y una mayor sensibilidad que desplieguenuestros sentidos despertando una percepción más profunda, abriendo la mente para comprender lo que parecía incomprensible y ampliando la conciencia, para poder integrar todo.



Rescatemos aprendizajes.

Existen múltiples maneras de aprender: observando, sintiendo, escuchando, comparando, conociendo, reflexionando, en silencio, compartiendo con otras personas, en acción o inacción; cometiendo errores, siendo conscientes que somosnaturaleza, que somos universo, que somos humanos.

Para aprender necesitamos el conocimiento y la comprensión.

Entonces, las preguntasson: Hasta dónde puede conocer y comprender la mente humana?Seremos capaces de acceder al inmenso banco de datos almacenados en la memoria de la naturaleza y de toda la Creación, con la suficiente sabiduría para comprender esa información?



Nuestro punto de partida es el comienzo de la vida…

Hemos observado alguna vez el comportamiento de una célula? Hemos leído sobre eso? Sobre su estructura, funcionalidad, asociaciones?

Venimos de un organismo simple, la célula, con toda la memoria genética de la especie para ser humanos, con todos sus detalles. Pero… lo comprendemos?Creemos que “lo hacemos mejor” que la Naturaleza?

Tal vez, estas preguntas sean un punto de partida para la reflexión, en voz alta o en voz baja… o en ambas.



Observémonos con ojo crítico! Observemos nuestras actitudes y nuestras acciones en relación con la naturaleza…

En muchas ocasiones los seres humanos nos empecinamos en modificar lo hecho por la naturaleza; intentamos crear “perfecciones” sin tener en cuenta que ya existen!!!La naturaleza lo hace bien!!! Pero… qué secreto impulso nos lleva a iniciar una competencia con ella? Realmente, ¿alcanzamos a comprenderlo? O nuestra mente se nubla motivada por un sentimiento de omnipotencia o divinidad?

Tal vez pensemos que lo hecho por la Naturaleza está errado; que ella lo hizo mal… … Pero es así?O estamos viendo error donde no lo hay? Aquí sería entonces, donde aparece nuestro error originario; donde nos alejamos del conocimiento y la comprensión; donde necesitamos “refocalizar” la mirada un poco más allá de lo aparente, de lo sugestivo.Ahora, es un buen momento para hacer cambios y seguir descubriendo.

Observemos y percibamos… Hay razones que nuestra mente -tal vez- no comprende… pero una parte de nuestro ser, sí lo hace, porque tiene el código de acceso adecuado para llegar a la información almacenada en la memoria interna de la naturaleza.



Y los interrogantes continúan!!

Hasta dónde somos capaces de comprender? Podemos comprender la naturaleza en toda su profundidad? O sólo hasta donde podemos encontrar referentes?

Un modo de seguir descubriendo es despertando nuestra curiosidad, preguntándonos, renovando nuestra capacidad de asombro y abriéndonos a nuestro ser sensible y perceptivo.



Despertemos nuestra sensibilidad profunda.

Vincularnos con la naturaleza toca siempre el corazón, despierta nuestro ser sensible, ése que se comunica sin barreras intelectuales, ése que nos acerca a todo lo que forma parte de nuestro entorno; el que encuentra siempre la forma de comunicarse con el corazón en la mano, con el alma desnuda, con la mirada clara y sin velos… Nuestro ser sensible nos vincula con nuestro punto de luz que vibra en sintonía con una fuente de luz aún mayor, común a todos los seres vivos.



Qué hacemos cuando nos relacionamos con otros seres? Cómo pensamos? Cómo sentimos? Qué decimos? Que actitudes tomamos?

Cada una de estas preguntas puede llevarnos a descubrir mucho más si hurgamos en los rincones más pequeños del alma; si damos cabida al corazón,para acercarnos, para vibrar, para comunicarnos con nuestro ser emocional y sensible. El corazóntrasciende las palabras; nos pone en contacto con nuestros sentimientos, nos muestra las verdades...El corazón sabe lo que la mente oculta.



Y para seguir explorando…Te propongo hacer un viaje hacia los orígenes… Cuando digo “orígenes” me refiero a esa célula que marcó el comienzo de la vida. Tan sólo una célula cargada de la información codificada para multiplicarse, donde se almacena la sabiduría de la Creación.

Este viaje puede estar cargado de misterios por conocer y comprender, que, con un poco de imaginación, otro poco de sentimientos y un toque de intuición y percepción, nos invitará a seguir descubriendo, dejando atrás creencias enquistadas que limiten nuestra visión.

A veces, necesitamos soltar lastre para poder elevarnos y desprendernos de viejas estructuras para posibilitar el vuelo de nuestra conciencia y poder observar desde las alturas, con una mirada liviana y renovada.



Y aquí viene nuestro desafío… hacerlo!!!Cómo?

Confiando en nuestros sentidos, dejándonos fluir con ellos, profundizando nuestra sensibilidad hasta vibrar conscientemente con los ritmos vitales; esto nos ayudará a descubrir las sutilezas que nos va mostrando la vida en este viaje y puede hacer la diferencia para nuestra comprensión, aprendizaje y la sabiduría de relacionarnos respetuosa y conscientemente con la naturaleza.

Muchas veces percibo que nos dejamos atrapar por estructuras de pensamientos que no nos pertenecen, pero que repetimos automáticamente, como si fueran modelos válidos,aunque no lo sean y hayan caducado o estén vencidos porque el contexto cambió.Es como si nos apoltronáramos en la zona de confort!!!

Pero sucede que la vida es constante movimiento; todo está cambiando, aún más allá de nuestra percepción consciente. Todo sigue el ritmo del movimiento perpetuo y pretender sostener un “status quo”, de alguna manera, sería detener la vida e ir en contra de la corriente de la evolución y las múltiples transformaciones de los pequeños universos y del macro universo.

Y, aunque la tentación es muy grande y queremos permanecer en nuestra zona de confort, aferrarnos a ella carece de sabiduría.



Qué nos impulsa a quedarnos en la zona de confort?

Tal vez, porque la incertidumbre de lo desconocido, o de aquello que aún permanece oculto para nuestros sentidos y escapa a nuestra comprensión,nos despierte temores… O tal vez, por otras muchas razones que podremos descubrir.

Ahora, la propuesta es atrevernos a dejar esa zona de confort y explorar nuevas formas, nuevas alternativas, nuevas posibilidades. Nuestro desafío es también encontrar nuevas respuestas e inspiraciones; es crecer, evolucionar y asumir una actitud cotidiana de ser aprendices de la vida para renovar nuestra mirada a diario, seguir descubriendo y nutriéndonos con los nuevos hallazgos.

Atrevernos a seguir descubriendo nos pone en movimiento y en acción; nos da la opción de fluir con los ritmos nuevos que impulsan las transformaciones y sugieren la evolución individual y la del mundo que nos rodea.

Atrevernos a seguir descubriendo nos abre múltiples puertas para poder “reciclarnos” y sintonizarnos con ritmos transcendentes. Reciclarnos nos pone a punto y en sintonía con lo transpersonal. Reciclarnos nos da la oportunidad de transformarnos. Transformarnos, ayuda también a la transformación de nuestro entorno, con sabiduría, respetando el contexto natural y sincronizándonos con sus ritmos vitales.

Esther Mónica Shocron Benmuyal

Embajadora de Paz

Distinción otorgada por Mil Milenios de Paz y Fundación Paz, Ecología y Arte

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