O conhecimento liberta, a ciência ilumina, informação salva vidas! – André Trigueiro
ISSN 1678-0701 · Volume XXII, Número 87 · Junho-Agosto/2024
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Educação
15/12/2023 (Nº 85) "LA ALEGRÍA DE SER CONSCIENTEMENTE SENSIBLES"
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Mandala “Percibiendo la Alegría”- E. Mónica Shocron B.

La alegría de ser conscientemente sensibles”

Siento, vibro, percibo y me conmuevo… Y esto, es una bendición!!!



La sensibilidad a flor de piel -aunque a veces me vuelva más vulnerable- me da la posibilidad de entrar en sintonía con el corazón y de vibrar en comunión con aquellas pequeñas cosas que suceden en otras geografías, más allá de la que habito cotidianamente. Es una bendición porque me permite ponerme en el lugar de otros con mayor facilidad y acceder a una comprensión más profunda, sobre todo cuando se trata de personas con ideologías, visiones y creencias distantes de las mías.

La sensibilidad profunda va más allá de cualquier superficialidad; permite el vuelo de la consciencia y la expansión de la visión para poder ver más allá, trascendiendo cualquier vestigio de egoísmo que impide la expresión del ser compasivo e inspirador de caminos de Paz.

Ser sensibles va más allá de emocionarnos o conmovernos; es ser receptivos y perceptivos; es tener la capacidad de recorrer nuestras profundidades con claridad y consciencia y transformarnos en seres conscientes de nuestra sensibilidad y nuestra capacidad perceptiva. Ser sensibles es abrirnos a otras dimensiones de nuestros vínculos con la vida, con el medio que habitamos, con las demás personas y con todos los seres vivos. Ser conscientemente sensibles nos abre puertas para sustentar nuestro balance vital, la buena convivencia y el balance vital del planeta que habitamos.

En estos tiempos que marcan la urgencia de una transformación profunda, la necesidad de modificar rumbos y caminos, de ampliar nuestra visión y de expandir nuestra conciencia, pareciera llevarnos a cultivar esa sensibilidad profunda y ser conscientes de ella. Para lograrlo, necesitamos atrevernos a cambiar y abandonar nuestra zona de confort, dejarnos fluir con la incertidumbre y comprender que los errores son oportunidades para transformar y transformarnos y que la no-acción implica quedarnos aferrados a ellos, por temor a lo desconocido o simplemente, por comodidad.

Al permanecer en la comodidad de lo conocido, justificamos nuestras acciones –o las “no-acciones”- con datos de todo tipo y de fuentes múltiples para avalar nuestra inercia y así, evitarnos elegir, tomar decisiones y optar por caminos nuevos que –en realidad- nos ayudarían a descubrir lo que hay más allá de nuestra mirada habitual.

Esta actitud nos lleva a un consumo sin filtro de opiniones e informaciones de todo tipo de vertientes, produciendo una gran contaminación informativa y un caos de ideas que finalmente, nos impulsa a decidir de un modo reactivo y casi a ciegas. Por eso, antes de tomar decisiones importantes necesitamos hacer una pausa y generar un espacio de silencio personal, para poder conectarnos con la voz del alma, para poder escucharla sin interferencias externas y tomar decisiones acertadas. En ese espacio personal y silencioso, el caos y las dudas desaparecen, la sabiduría profunda se manifiesta sin trabas y la verdad se muestra con claridad ante nuestra conciencia. Es ahí donde podemos conectarnos con nuestro “ser intuitivo consciente” para tener libre acceso a la inspiración que guíe nuestras acciones con certeza, sabiduría y en paz.

Este es un camino de transformación que requiere voluntad, decisión, confianza y la responsabilidad de “revisarnos” diariamente con sinceridad, para ver claramente cuáles son nuestras necesidades auténticas, cuáles son las necesidades auténticas de quienes son parte de nuestra convivencia cotidiana y nos acompañan en el camino; además, necesitamos tener claro también, cuáles son los recursos para satisfacerlas sin destruir el balance vital personal y el balance vital global y diferenciarlos de aquellos recursos que no lo son. Y algo más, cuando me ofrezco para asistir, esta claridad es la que tiene que prevalecer para poder respetarme y respetar a quienes asisto o ayudo, para lo cual también necesito claridad acerca de mis posibilidades y mis limitaciones.

Para poder servir a la vida, para poder brindarnos a otros, para poder acompañar los cambios de nuestro planeta y de nuestros grupos de convivencia, para poder transformarnos y transformar necesitamos reconocernos en nuestra autenticidad, tener claras nuestras necesidades, nuestros anhelos, nuestros sueños y poner en marcha nuestras acciones con total y absoluta coherencia con ese espíritu que nos impulsa a vivir.

Para que todo esto sea posible necesitamos transformarnos en seres conscientes; seres conscientes de lo que sentimos, de lo que pensamos, de lo que anhelamos y de las expectativas que tenemos acerca de nosotros mismos y de quienes se vinculan con nosotros en la vida cotidiana, en lo profesional y en lo social.

Recordemos que cada pequeño aporte cuenta, cada pequeña acción, cada pequeña intención… TODO forma parte de una totalidad que nos abarca y nos incluye. Ninguno de nosotros puede eludir la responsabilidad personal frente a lo individual y a lo colectivo. Somos seres responsables frente a la vida y esta responsabilidad tampoco podemos eludirla porque nuestra responsabilidad NO es delegable y necesitamos asumirla conscientemente.

Frente a todos los cambios que nos involucran tenemos una cuota de responsabilidad personal.

Para comenzar nuestro camino como seres responsables y conscientes de nuestra responsabilidad global, necesitamos respondernos estas preguntas sinceramente: ¿Estamos conscientes de todo esto? ¿Estamos disponibles para hacernos cargo de lo que nos corresponde?



Observa tus pensamientos

Se convertirán en tus palabras

Observa tus palabras

Se convertirán en tus acciones

Observa tus acciones

Se convertirán en tus hábitos

Observa tus hábitos

Se convertirán en tu carácter

Observa tu carácter

Se convertirá en tu destino”

(Mahatma Gandhi)



Y estoy aquí, parada frente a mí misma, para iniciar el viaje por mis caminos internos; para recorrerme y descubrirme, para observarme y reconocerme; para poder expresarme y poder ser. Y te propongo también, iniciar tu propio viaje y entrar en ese espacio personal y sagrado -en el cual los ojos del alma nos miran- para poder “revisarnos”, para poder descubrirnos, comprendernos y ser conscientes de nuestros pensamientos, nuestros hábitos, nuestras acciones y nuestras actitudes del día a día.

Dejemos que nuestro ser creativo se exprese, en lo cotidiano y en lo extraordinario; hablemos para que nuestra voz sea escuchada y hagamos silencio para poder escuchar; transformemos nuestros anhelos en realidades para que nuestras acciones sean conocidas y comprendidas; para que puedan inspirar a otros y generar nuevas acciones compartidas.

Recordemos que para estar disponibles y poder brindarnos, primero necesitamos “leernos” en nuestra profundidad y descubrir nuestros dones, nuestras necesidades y nuestros recursos internos para satisfacerlas de un modo orgánico, sin excesos, con autenticidad. Luego, estaremos listos para poder brindarnos generosa y coherentemente a los demás, a la vida y al planeta.



Activemos nuestro ser creativo

La creatividad es la capacidad para pensar más allá de lo convencional y de lo establecido y encontrar caminos alternativos que generen soluciones y nuevas ideas.

La creatividad involucra tanto a nuestra mente racional como a nuestra capacidad para imaginar; ser creativos nos da alternativas para encontrar caminos que nos ayuden a sostener nuestro balance vital y el balance de toda la trama de la que formamos parte.

Somos creativos cuando nos manifestamos como seres “proactivos” porque, en lugar de quedarnos “sentados” esperando que las situaciones se solucionen por sí mismas o con la ayuda externa en manos de otras personas, decidimos tomar la iniciativa y salir al encuentro de soluciones adecuadas.

Los seres creativos son –generalmente- observadores conscientes de las realidades, las situaciones y los sentimientos; son seres con sensibilidad profunda y activa, que se conectan fácilmente con la intuición y la percepción; son seres que desarrollan su capacidad de realizar evaluaciones conscientes de los datos aportados por la atenta observación.

Es común que aparezcan algunos obstáculos que dificulten la conexión con el ser intuitivo, perceptivo y creativo; pero también, es posible identificarlos y superarlos. Estos obstáculos se encuentran dentro de la naturaleza emotiva, mental, imaginativa, ambiental, física o volitiva.

Podemos nombrar algunos:

*la voluntad

*el grupo social, la familia y sus sistemas de creencias

*el sistema personal de creencias

*el miedo a lo desconocido y lo incierto

*el debate entre la intelectualidad y el mundo intuitivo

*los prejuicios y anclajes culturales y sociales

Aunque estos obstáculos existan, podemos superarlos y conectarnos con nuestra esencia intuitiva, sensible y creativa.



Ser creativos en la vida cotidiana

La creatividad resulta importante para nuestra vida cotidiana; está ligada a nuestra capacidad de ver la realidad desde diferentes ángulos y así poder crear, imaginar, proponer, inventar y encontrar caminos creativos alternativos usando la información que ya existe en nuestro entorno.

En estos tiempos en los que se manifiesta cierto vértigo en los ritmos de vida cotidiana, afloran inseguridades, frustraciones, prejuicios, dogmatismos con sus reglas excesivamente estrictas, el miedo a lo desconocido, los excesos que alteran el balance de nuestra vitalidad, las críticas y quejas excesivas. Todo esto se transforma en un conjunto de factores que limitan nuestra expresión creativa; necesitamos despertar esa fuerza creadora que nos habita y transformarnos en seres conscientemente creativos, intuitivos y sensibles.

Despertemos nuestra energía creativa:

*Generando espacios de silencio personal para que nuestros pensamientos remonten vuelo y para poder escuchar la voz del alma

*Practicando diferentes modos de meditación

*Activando y desarrollando la intuición, la percepción y la sensibilidad profunda

*Abandonando rutinas que se transforman en conductas automatizadas

*Ejercitando el dibujo intuitivo o espontáneo y la escritura intuitiva o espontánea

*Conectándonos con diferentes expresiones artísticas (danza, música, artes visuales)

*Procurando vínculos con personas inspiradas y que nos inspiren

*Relacionándonos con aquellas personas con visiones de la vida y de las cosas diferentes a las nuestras

*Conectándonos con la diversidad en sus múltiples sentidos

*Cambiando nuestras preguntas o modos de preguntarnos

*Ejercitando el pensamiento lateral

*Cambiando de lugar o el ángulo de nuestra visión habitual

*Rescatando viejas ideas y transformándolas en nuevas ideas

*Utilizando la “tormenta de ideas” o “brain storming” para descubrir las que mejor nos inspiran para la acción

Cuando ponemos en acción al “ser creativo consciente” descubrimos la alegría de conectarnos con nuestra sensibilidad profunda, de crear, de darnos la oportunidad de expresar -en lo cotidiano- nuestra propia fuerza creadora. La capacidad de crear nos permite resolver situaciones de todos los días, en cualquiera de los aspectos de la vida; y –sustentando nuestra conexión con el ser creativo, intuitivo, sensible y perceptivo- contribuimos a sostener el balance vital global, nuestro propio balance vital y la coherencia.



La coherencia, una condición básica para sustentar una convivencia en balance

La coherencia es una cualidad esencial para una convivencia en balance, que nos vuelva mejores seres humanos y afiance nuestra calidad de seres humanos solidarios, inclusivos, generosos, humildes, altruistas, amables, amorosos… y nos permita evolucionar como especie.

Recordemos que somos parte de un todo mayor, de una trama viva que nos abraza y nos incluye; seamos conscientes de nuestra responsabilidad para sustentar esa trama en balance y de nuestra responsabilidad individual para sostener nuestro balance vital personal.

Vivimos en un contexto de “inclusiones” y recordemos que cuando hablemos de inclusión, estamos hablando justamente de eso: INCLUSIÓN. Pero si al hacerlo decimos -que quienes piensan o sienten diferente, o quienes tienen origen cultural o costumbres o ideologías distintas a las nuestras, deberían ajustarse a nuestro modelo personal- entonces, dejamos de ser inclusivos; estamos excluyendo y perdiendo nuestra coherencia.

Cuanto más afianzamos las ideas de separatividad, cuanto más alimentamos la lucha de opuestos, la competencia despiadada y agresiva; cuanto más descalificamos a quienes consideramos diferentes al modelo concebido en nuestra mente; cuanto más pretendemos modificar el medio natural para adaptarlo a nuestras miradas de lo que debería ser… estamos alimentando –de algún modo- las guerras, la destrucción y el desbalance vital global.

Es hora de hacer el esfuerzo y darnos la oportunidad de ser mejores seres humanos, con más espiritualidad, con más amorosidad hacia nuestros congéneres y hacia toda la vida planetaria; es hora de decidir un camino que, aunque nos saque de esa zona de confort en la que nos refugiamos, nos permita encontrar nuevos horizontes para fortalecer una convivencia en balance. Y esto sólo se consigue dándonos la oportunidad de mirarnos por dentro, de descubrir nuestras sombras (como decía Jung), de revisarnos y de decidir voluntariamente convertirnos en seres conscientes más humanos y más espirituales.

Muchas veces, las excusas sólo surgen para mantenernos en nuestra zona de confort; pero eso no ayuda al cambio; si queremos ver cambios en el mundo que nos rodea, primero necesitamos hacer el cambio en nosotros mismos.

Sólo démonos la oportunidad de generar ese espacio de silencio personal y experimentar en él nuestro diálogo a solas… Tal vez descubramos que un mundo mejor es posible si probamos cambiar el ángulo de visión y ver lo que hasta hoy no podíamos, por habernos quedado contemplando todo desde un ángulo fijo.



Esther Mónica Shocron Benmuyal

Embajadora de Paz

Distinción otorgada por Mil Milenios de Paz y Fundación Paz, Ecología y Arte

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Ilustrações: Silvana Santos