Estamos sendo lembrados de que somos tão vulneráveis que, se cortarem nosso ar por alguns minutos, a gente morre. - Ailton Krenak
ISSN 1678-0701 · Volume XXI, Número 86 · Março-Maio/2024
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Educação
18/08/2021 (Nº 76) “SIEMPRE PODEMOS HACER OTRA LECTURA…”
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Mandala: “La Trama de la Vida”"(Esther Mónica Shocron B.)



Frase inspiradora: A natureza universal sustenta a vida de todos os seres. (Dalai Lama)





Siempre podemos hacer otra lectura…”



Como quien busca tomar una buena foto parándose en diferentes ángulos para captar la mejor imagen y la mejor luz, así podemos hacer para encontrar el mejor ángulo para ver y percibir al mundo que nos rodea ya la naturaleza con sus diferentes modos de expresar la vida. Siempre podemos volver a mirar con ojos nuevos y ampliar nuestro ángulo de visión para poder comprender; para encontrar el mejor modo de tejer nuestra trama, conservando la flexibilidad necesaria de sus hebras, evitando que el tejido se llene de huecos que vayan destruyendo el entramado.

Somos parte de ese tapiz vital y también, somos sus tejedores; nuestro rol es activo y además, tenemos la libertad de elegir nuestro modo de tejer. Somos “co-creadores” de esta trama infinita y por lo tanto, responsables de cada decisión que tomamos a lo largo del proceso para ayudar a la sustentabilidad planetaria. Y, para que el balance se sostenga, necesitamos que nuestro ritmo a compase los ritmos de la naturaleza.

Alguna vez hemos hablado de los ritmos de la vida…“… ser observadores conscientes de los ritmos de la vida, de nuestras sincronías y -“a prueba y error”- ir aprendiendo en cada oportunidad de todo lo que nos rodea, de cada vivencia, cada circunstancia, cada situación que nos conmueva, cada vínculo… Porque el ecosistema que nos abarca y que forma parte de nuestro espacio/tiempo a lo largo la vida, nos habla en todo momento y pone a nuestra disposición la información que necesitamos para hacer los cambios…” (ver publicación de Junio 2017)…

Los ritmos de la vida tienen el don de la perfección; cada pequeño movimiento está en sintonía con el “gran movimiento” y cada pieza del todo tiene un ritmo “con identidad” que lo hace único y necesario dentro del contexto global. Si uno cambia, el resto acompasa… y así, el movimiento continúa en armonía.

Aprendamos a observar para captar estas sutilezas. Por un momento, cambiemos nuestro punto de enfoque, dejemos de lado viejas estructuras y probemos percibir la trama vital como una relación amorosa entre todos los seres planetarios y la Madre Tierra, es decir, la naturaleza… Sólo probemos, soltemos las amarras de nuestra intelectualidad y seamos puro corazón, seamos la expresión profunda de su percepción y de su voz, encontremos el modo de comunicarnos desde nuestro ser puro, conectándonos con la gratitud, la bondad, la humildad, la amorosidad, nuestra espiritualidad… actitudes todas que necesitan con urgencia ser parte de “la cultura” y especialmente, ser cultivadas por el ser humano planetario.



Pero… ¿Qué es la cultura?

Es el modo de expresión del ser humano que involucra formas múltiples de expresarse en el mundo físico desde su esencia humano-planetaria. La “cultura” nos conecta con la esencia de cultivar; nos lleva a “pensarnos” y “vernos” como sembradores de las múltiples semillas del espíritu humano, semillas que se convierten en inspiraciones y se plasman en pensamientos, en ideas, en cosas de uso cotidiano, en objetos de arte, en actitudes y en formas de hacer…

Cultura es el “mundo” que vamos construyendo a nuestro alrededor, que nos involucra, nos incluye e incluye a otros seres; es la expresión externa de nuestro universo personal que se suma a la expresión de otros tantos universos personales.

Como sembradores de cultura, tenemos la libertad de elegir las semillas que queremos plantar pero también, la responsabilidad de hacer una buena selección, cuidada y consciente, para que las semillas elegidas ayuden al balance global.

Esto es parte de nuestra generosa contribución para cultivar esa relación amorosa que colabore con la transformación que la especie humana precisa hacer en estos tiempos, para entrar en una sintonía incondicional con los ritmos vitales, superando la “obesidad” del ego y nutriendo el ser espiritual individual con conciencia de ser parte de un todo mayor, sustentando así, el balance planetario y el balance personal.

Necesitamos ser seres conscientes de nosotros mismos y de nuestro universo interior y a la vez, ser conscientes en todo momento, de la presencia del “gran” mundo en nosotros mismos.



La naturaleza es inclusiva

La naturaleza integra, incluye, en lugar de separar; ella abraza a todas las manifestaciones posibles de vida planetaria. La naturaleza es luz; es energía formada por infinitas partículas de luz; y nosotros, los seres humanos, también somos energía vibrante; partículas luminosas, átomos de luz. Somos naturaleza en acción y danzamos sus ritmos sólo cuando entramos en sintonía con la conciencia de “ser naturaleza”.

Pero pareciera que los seres humanos tenemos un modo especial de ubicarnos en este contexto de la vida. Ese afán de dominarla, de situarnos en un plano de superioridad, de creernos invencibles y con la potestad ganarle a la naturaleza…Esto? NO VA!!! Es inútil sostener esa lucha de poder, esa puja constante entre naturaleza y humano!!! Es una actitud carente de sabiduría y condenada al fracaso. Estamos transitando tiempos y circunstancias de vida, personal y social, que nos lo muestran día a día. Necesitamos recalibrar nuestra percepción; necesitamos abrir nuestra mente, ampliar la conciencia y darnos cuenta cómo funciona realmente esta trama vital.

Necesitamos reconocernos con urgencia como Naturaleza, como seres planetarios, como una pieza más en este contexto, con una identidad propia pero también, con conciencia de “familia planetaria”.

Necesitamos darnos cuenta que así como una madre enseña a sus hijos mostrando cómo “hacer las cosas”, la “madre naturaleza” - de esta familia planetaria- hace lo mismo con nosotros; pero… ¿podemos verlo así, realmente?

Tenemos a nuestro alcance las pequeñas experiencias cotidianas que nos lo van mostrando. Si ampliamos un poco más nuestro campo visual, podremos ver que cada pequeña experiencia cotidiana, en interacción con nuestro universo cercano,nos puede mostrar cómo dar cada lazada, como sujetar cada punto, cómo tejer las hebras con la tensión justa, dándole firmeza y flexibilidad a la trama, para que finalmente logremos crear un diseño del tapiz de la vida,con mayor belleza e inclusividad.



La naturaleza es movimiento perpetuo

El planeta está en constante cambio todo el tiempo; pero tal vez, aquellos sucesos especiales,los que adquieren mayor notoriedad, aquéllos que se destacan por lo expansivo de su manifestación son los que generalmente atrapan nuestra atención, involucrando nuestra sensibilidad, despertando deseos de aferrarnos a la vida y a la vez,despertando nuestros miedos de perderla.

Frente a este tipo de “eventos naturales” nuestras miradas muchas veces se vuelven rígidas, se quedan ancladas en un solo punto de enfoque y perdemos la posibilidad de “ver” con conciencia de “totalidad” y vemos aquellos fenómenos “naturales” que nos dejan con la “boca abierta, calificándolos tal vez, como tragedias, como destrucciones totales; pero también podríamos verlos como parte de un proceso de cambios necesarios para sostener el balance planetario…

Siempre podemos hacer otra lectura de los sucesos; siempre tenemos la posibilidad de ampliar nuestro ángulo de visión y ajustar el enfoque de nuestra mirada; pero depende de nuestra voluntad y de nuestra decisión.

Revisemos nuestro modo ver, ajustemos nuestro punto de enfoque y volvamos a ver al planeta, a la naturaleza, a nosotros mismos y a la gran familia humana con una mirada renovada, que despierte y nutra nuestra gratitud cotidiana para poder encontrar lo bueno que hay en cada instante de vida.



Esther Mónica Shocron Benmuyal

Embajadora de Paz

Distinción otorgada por Mil Milenios de Paz y Fundación Paz, Ecología y Arte

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Ilustrações: Silvana Santos