Mandala
“Ojos en el Cielo” (E. Mónica Shocron B.)
Frase:
"O reconhecimento de um erro envolve uma nova verdade."
(José
Ortega Y Gasset)
“Siempre
hay una chispa de luz en cada error”
Cuando
nacemos, somos seres dependientes, nos cargan, nos alimentan, nos
protegen, nos sostienen… Un día, nuestro pequeño cuerpo, apenas
con las fuerzas necesarias para ponerse de pie, inicia un viaje de
pruebas en búsqueda del equilibrio. Andamos por el suelo; nos
paramos, tambaleamos y nos caemos; nos ayudamos con cualquier punto
de apoyo para mantenernos de pie y volvernos a parar. Y pareciera que
de eso, no salimos!!! Pero… con pruebas y errores, vamos acumulando
experiencias y también, sabiduría;, hasta que un día… oh!,
sorpresa!!! se produce el milagro de ponernos de pie, de sostenernos
en nuestras propias piernas, sin apoyos extra. La seguridad nos llega
como en secreto y allá vamos!!! Nos echarnos a andar por la vida,
dibujando nuestro propio sendero, dejando huellas al andar. Y así,
aprendemos a caminar.
Y
la vida es un poco esto mismo. Nuestros anhelos y sentimientos nos
llevan a la acción, pero a veces, las cosas no salen como esperamos,
nos equivocamos y tenemos que volver a empezar.
Pero
más que evitar los errores, lo esencial es comprenderlos para poder
transformarlos en nuevas inspiraciones, para encontrar esa chispa de
luz que guíe el cambio, para aprender a fluir en la búsqueda de la
perfección.
Y
para poder lograrlo, primero necesitamos aprender a “vernos” al
desnudo, con profunda sinceridad, en nuestras reacciones, en nuestros
diálogos internos y en las sutilezas que nos vinculan con ellos.
Cómo
reaccionamos cuando nos equivocamos?
Nos
enojamos, negamos los errores, sentimos temor, nos damos por vencidos
y echamos culpas por doquier
O…
Nos
hacemos cargo, los reconocemos, captamos sus señales, sus
significados y asumimos la responsabilidad
Aceptamos
que en la vida, caminamos en búsqueda de la perfección y que los
errores son oportunidades para recalibrar y transformar
Nos
damos cuenta que esa búsqueda–sin llegar a la obsesión- es el
motor para nuestra evolución
Tengo
la sensación que nos cuesta reconocer los errores y aceptar que son
parte del movimiento de la vida; que se mezclan con cuestiones del
ego, lo que dificulta su aceptación y que son señales para hacer
cambios de dirección, reflexionar, ser creativos, inspirarnos y
encontrar nuevas alternativas, nuevas formas de ver las cosas.
Incluso,
nos cuesta aceptarlos tanto en nosotros mismos, como en los demás;
hasta nos enojan y nos volvemos críticos en exceso, opinamos sobre
las equivocaciones de otros y los juzgamos -a veces- desconociendo
las razones sutiles de sus existencias…
Sin
darnos cuenta quizás, que al sostener esa actitud, la rigidez nos
alcanza y, frente a las equivocaciones, el temor de volver a
cometerlas, nos paraliza, desconociendo que en realidad, ningún ser
en esta escuela de vida, está exento de ellos.
Finalmente,
aparecen las opciones cuando nos damos cuenta de lo que ellos
significan y entonces podemos hacer la transformación necesaria para
seguimos avanzando.
Constantemente,
la vida nos invita a la experiencia y nos muestra que nuestros
avances personales y como sociedad, van más allá del error; que las
equivocaciones son parte del camino y son señales para recalibrar
las acciones y el rumbo; que son oportunidades para las pequeñas y
las grandes transformaciones.
En
este recorrido por los aprendizajes de vida, como un niño pequeño
que está aprendiendo a caminar, nuestra conciencia es el motor y la
intuición y percepción son nuestra brújula.
Las
huellas que vamos dejando…
Un
camino comienza siempre por el primer paso; y cada paso va dejando su
huella; va dibujando un recorrido que siempre podemos modificar.
Observo
mis huellas, las que dejan mis pies, mis manos; las de los objetos
que creo; todas las huellas de mi historia personal…
Observo
también que hay otras huellas, las de otros seres, las de la
humanidad; las que va dejando la propia historia de la Madre Tierra…
Y
me doy cuenta, que puedo ver más allá de la punta de mi nariz; que
soy capaz de descubrir y comprender más allá de las formas y los
colores. Que puedo percibir sensaciones y entrar en sus espacios casi
imperceptibles, para recorrer la propia historia de esas huellas, en
las que me descubro y me reconozco; en las que me comparo, me igualo
y me diferencio.
Entonces,
me pregunto y comienzo a encontrar respuestas; y también me
equivoco, pero hago balances y sigo… De este modo, crezco y puedo
expandirme cuando comprendo el sentido de mis errores, cuando
comprendo el significado de cada huella; cuando trasciendo mi ego;
cuando comprendo los errores de los demás y los acepto sin
pre-juzgar, sin actitudes críticas que cristalicen conductas y
detengan el movimiento vital.
En
el silencio, mis pensamientos se aquietan y las huellas se
transforman en mis maestras. Hay en ellas algo más que una simple
marca; son señales, son formas, son dibujos; las miro y ellas me
cuentan… y me ayudan a recorrerme por los senderos del alma, a
comprenderme, a sanar heridas y rescatar alegrías y sabiduría. Son
voces, que cuando las escucho con el corazón, me hablan al oído y
comienzan un diálogo silencioso, profundo… cotidiano.
Los
errores también plasman huellas. Son una parte de los pasos que
damos; son llamados de atención que nos llevan a una pausa para
invitarnos a la reflexión.
Y
son voces que nos hablan del hacer y del no-hacer. Son avisos para
renovar nuestra mirada, para cambiar el ángulo de nuestra visión,
para recalibrar nuestros pasos, su ritmo y su dirección.
Y
tomo conciencia que ellos son capaces de transformarse en una chispa
de luz para iluminar la conexión con nuestro ser pensante, con
nuestro ser sensible, con nuestro ser-espíritu… Pero sé que
necesitamos abrir el corazón para entrar en comunión profunda con
nuestro Ser-Conciencia.
Los
errores son síntomas…
Síntomas
que nos muestran que hay algo que no anda bien; como en las
cuestiones de salud. Y se me ocurre aquí, hacer una analogía entre
síndrome y error… y ver cuáles son las etapas previas a su
superación.
En
las cuestiones de salud atravesamos varias etapas (que son siete)
antes de recuperarnos y sanar.
Y
creo que, en estas cuestiones de las equivocaciones, también
recorremos varias etapas antes de superarlas y descubrir que hay,
frente a nosotros, una nueva verdad.
Estas
etapas son:
*negación
del error
*enojo
*reflexión,
diálogo interno, negociación
*depresión
*aceptación
*balance
y reconciliación
*recalibrar
para volver a crear
Entonces,
recordemos que…
Los
errores son mensajeros de la vida y nosotros podemos rescatar la
sabiduría que ponen ellos a nuestro alcance. Porque más allá de
los errores, se nos revelará la perfección.
Esther
Mónica Shocron Benmuyal
Embajadora
de Paz
Distinción
otorgada por Mil Milenios de Paz y Fundación Paz, Ecología y Arte
http://alaluzdelavida.blogspot.com
http://semillasluzparalavida.blogspot.com
alaluzdelavida@gmail.com
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